Guerreros por el turismo

PNUD Perú
6 min readApr 13, 2021

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El turismo en el Perú emplea a 1.3 millones de personas cada año. Es una industria que representa el 3.6% del PBI nacional, pero con la llegada de la pandemia se encuentra en una pausa prolongada que amenaza no solo su sostenibilidad, sino los medios de vida de todas las personas que dependen de él. Las restricciones en movilización y viajes interprovinciales han causado una baja en actividad turística interna, y las condiciones que trae a nivel mundial la segunda y tercera ola de COVID, significan que por un tiempo, no volveremos a recibir turistas extranjeros.

Solo en el primer trimestre del 2020, la actividad turística en el país se redujo en 80%, un porcentaje que, con la extensión de las restricciones, se mantuvo durante el año. Se estima que esta reducción en turismo representa una pérdida de 800.000 empleos y aproximadamente 2.000 millones de dólares.

El Lago Titicaca en Puno, el cuarto destino turísitico más visitado en el Perú. Foto: Giulianna Camarena Montenegro / PNUD Perú

Pero la pausa no tiene que significar el fin. Emprendedores y emprendedoras en turismo en Puno aprovecharon la cuarentena para potenciar sus negocios, capacitarse e implementar nuevos protocolos a través de Guerreros por el turismo, una iniciativa de voluntariado liderada por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y Proa con el apoyo de la Estrategia de Turismo Comunitario del Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur) y siete organizaciones del sector público y privado.

Así se prepararon para volver a abrir las puertas de sus hogares, con nuevas medidas de bioseguridad y salud, a los miles de turistas que, de a pocos, regresarán a esta región altiplánica.

Preparando el cambio

A orillas del Titicaca, en Luquina Chico, Albano Ascencio Jahuira recibe a los visitantes como familia. “Es como si mi hermano, mi primo, mi tío, están llegando de lejos”, dice. “Entonces yo lo invito y para mí es una satisfacción tener un visitante. Es lo que amo”. Albano es uno de los 88 emprendedores, de 40 organizaciones de base comunitaria, que participaron de las capacitaciones telefónicas de Guerreros por el turismo en Puno.

En su hospedaje frente al lago, se especializa en turismo rural comunitario: muestra a los y las visitantes cómo es la vida en Luquina Chico, en el campo, con los saberes ancestrales de su comunidad. Este tipo de experiencias va cobrando importancia y vigencia con la pandemia. Los turistas están apostando cada vez más por actividades al aire libre, orientadas a la sostenibilidad, y en espacios reducidos con poco aforo y poco contacto con grupos grandes. Desde el 2019 hasta finales del 2020, la intención de los visitantes de realizar turismo comunitario ha incrementado en 3%, y la tendencia es que esta siga creciendo.

Albano Ascencio Jahuira

Estas son buenas noticias para Albano, que se ha sentido inseguro con los cambios que se vienen dando a raíz de la crisis. La falta de visitantes deja un espacio vacío en sus actividades y comenta que se ha sentido aburrido a veces, pero también temeroso: la pandemia es una amenaza constante para la comunidad, que está compuesta principalmente por personas mayores. El regreso de las visitas implica una reactivación de sus actividades y su economía y, al mismo tiempo, el riesgo de la llegada de la enfermedad a Luquina Chico.

Guerreros por el turismo responde a estos temores con información oportuna para las y los emprendedores y sus familias. A través de asesorías telefónicas, durante cuatro semanas, 116 voluntarios y voluntarias llegaron a los emprendimientos con datos sobre la COVID-19, su impacto en el turismo a nivel nacional y regional y en los micronegocios, y cómo crear la sostenibilidad en los emprendimientos turísticos.

Estas capacitaciones han sido informativas, pero también han servido como soporte emocional a emprendedores que se enfrentan a la incertidumbre de la pandemia. Los módulos abarcan temas como lidiar con el posible rechazo a la actividad turística, qué es el coronavirus y cómo cuidarse uno y al resto de la familia, y ejemplos de éxito de emprendimientos vecinos, mostrando que es posible sobreponerse a la crisis.

“Tenemos que adaptarnos y con esta información yo creo que ya estamos preparando el cambio: con los protocolos, la seguridad. Estamos viendo con la familia cómo vamos a actuar, en qué momentos vamos a intercambiar”, comenta Albano.

Miembros de la Asociación de Tunuhuire Chico, quienes organizan un emprendimiento turísitico en Puno. Foto: Giulianna Camarena Montenegro / PNUD Perú

Hasta que sus corazones estén contentos

Las pérdidas en turismo a nivel de Puno, el cuarto destino más visitado del Perú, se han sentido fuertemente. Solo en el 2019, Puno recibió a 84.000 turistas; sin embargo, en los primeros tres meses de 2020, 88% menos personas visitaron la región.

Para las y los emprendedores que habían basado sus medios de vida alrededor del turismo, este golpe es difícil. La mayoría regresó a sus actividades de subsistencia como la agricultura y ganadería en comunidad. Para Doris Quispe Pacompia, en la isla de Amantaní, un día normal consistía en recibir a los visitantes en el puerto, hacerles conocer la comunidad, costumbres y bailes, “hasta que sus corazones estén contentos”. Ahora, es distinto. Ya no llegan los visitantes al puerto. Ya no hay, por una noche, un miembro más en la familia.

Doris Quispe Pacompia, de la isla de Amanataní

Y aunque emociona la reapertura, Doris sabe que hay que hacerla siguiendo pasos importantes: el protocolo de bioseguridad para ella y sus visitantes. Con las capacitaciones de Guerreros por el turismo, ahora ella enumera los cuidados que deben tener para evitar posibles contagios porque la enfermedad sigue siendo el mayor de los miedos: lavado de manos constante, alcohol en gel a disposición de todos, desinfección de los espacios, entre otras medidas.

Según MINCETUR, post-cuarentena, 8 de cada 10 turistas que viajen por vacaciones elegirían un destino dentro del Perú; priorizando aquellos donde puedan sentir seguridad ante la pandemia. Por ello, la implementación de los protocolos que Doris está realizando en su emprendimiento es clave. “El turismo me beneficia”, dice. “Puedo educar a mi hijo. Y no me beneficia solo a mí, debería beneficiar a toda la comunidad”.

Para hacer de la isla y su emprendimiento más atractivos a nuevos visitantes, en beneficio suyo y su comunidad, ella continúa trabajando en la bioseguridad, con esperanza de que con organización, más mujeres se puedan sumar y capacitarse, y sean: “algunas señoras emprendedoras, como yo.”

Muchas ideas hacia adelante

Con las nuevas restricciones que responden a la segunda ola de la pandemia, es más importante que nunca tomar medidas para fortalecer el turismo ahora. Así, cuando se liberen nuevamente actividades y haya mayor libertad en los traslados, las y los emprendedores de todo el país podrán reactivar su economía de manera segura y sostenible.

“Estamos aptos para poder trabajar”, dice Asunción Quispe Quispe de Atuncolla. “Tenemos muchas ideas hacia adelante, esperanza y muchas ansias para poder trabajar”.

Asunción Quispe Quispe, en Atuncolla

Asunción considera que iniciativas como Guerreros por el Turismo no deberían quedarse en una sola entrega, que las capacitaciones y asesoría deberían ser constantes para poder fortalecer los emprendimientos y a emprendedores. Y esa es una característica que define a todos quienes han participado: quieren seguir aprendiendo, capacitándose para poder ofrecer cada vez servicios de mejor calidad y experiencias más enriquecedoras para sus visitantes, siempre con seguridad para todos.

Iniciativas como Guerreros por el Turismo tienen el potencial de replicarse a nivel nacional para beneficiar a más emprendedores y poder reactivar al sector. Si se gestiona de manera responsable, el turismo puede salir de esta emergencia más fuerte y continuar creando oportunidades y beneficiando a millones de personas en todo el territorio peruano. “Si nosotros no luchamos, si el guerrero se rinde, ¿a dónde nos vamos?”, dice Albano. “Queremos sumar a más compañeros, que se puedan informar y seguir luchando por el turismo”.

La fuerza y las ganas no faltan.

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Historia: Daniella Toce / PNUD Perú

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