Al sur del Perú, en Puno, se ubica Ananea, distrito cuyo nombre deriva del quechua “Ananay” que significa “¡Qué bonito!”. En medio de la Cordillera de los Andes, a más de 4610 msnm y con un clima que fácilmente baja a -5°C por las noches, el paisaje de Ananea se mezcla entre la puna altiplánica y el marrón de la tierra removida por la actividad minera de oro predominante en la zona. Probablemente aquí el lugar más conocido sea La Rinconada que, visitada por periodistas de distintas partes del mundo, retrata los estragos de la extracción de oro. Estragos que ahora las comunidades mineras quieren revertir usando tecnologías libres de mercurio.
La minería en Puno se caracteriza por ser comunitaria, con una fuerte presencia de cooperativas y asociaciones. Según el último Registro Integral de Formalización Minera (Reinfo) del Ministerio de Energía y Minas del Perú (Minem), la región tiene más de 12.500 organizaciones mineras artesanales y de pequeña escala en proceso de formalización. Entre ellas figura la Cooperativa Minera Oro Sur, en la cual Elvis Macedo es Gerente de Seguridad, Salud Ocupacional y Medio Ambiente desde hace seis años. Puneño y natural de Azángaro, él señala que “el impacto positivo que deja la minería son las utilidades y ganancias económicas que ayudan al desarrollo y progreso de la región”.
Según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Ananea tiene un Índice de Desarrollo Humano de 0.6184 que, en términos numéricos, debiera reflejar una mejor calidad de vida. Sin embargo, el contraste de la esperanza de vida al nacer con el ingreso familiar per cápita hace reflexionar. Aquí la esperanza de vida al nacer es de 61.62 años, muy por debajo del promedio nacional de 75.42 años. En cambio, su ingreso familiar per cápita es de S/1672.7 nuevos soles (450 USD), cifra que supera los S/950 nuevos soles (250 USD) del salario mínimo en el país.
“El impacto positivo de la minería por el momento es el desarrollo de la región, pero lo negativo que deja es la contaminación por el uso del mercurio”, explica Juana Quea, presidenta de la Sociedad Minera Oso Polar, también inscrita en el Reinfo. Juana es de las pocas mujeres que alza su voz, en un sector predominantemente masculino, ante la necesidad de un cambio en la manera de realizar la minería artesanal y la pequeña minería.
Elvis coincide con ella en que el mercurio es una sustancia tóxica que puede generar un “grave impacto en la salud ocupacional de los trabajadores que lo manejan y en el ambiente”. Asimismo precisa que su uso se da “porque hasta el momento el mercurio no ha sido reemplazado con otra sustancia más efectiva que ayude en la recuperación del oro en la minería”.
Los peligros del mercurio
La minería de oro artesanal y de pequeña escala actualmente es la mayor fuente de emisión y liberación de mercurio en el mundo. Esta sustancia tiene la propiedad de formar amalgamas con el oro, siendo usada con frecuencia para separar y extraer el oro de la roca, arena u otro material en las que se encuentra. A pesar de sus ventajas para la minería, el mercurio ha sido clasificado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como una de las diez sustancias químicas de mayor preocupación para la salud pública.
Si bien en Puno el uso de retortas se ha extendido entre las cooperativas mineras, aún es común la práctica del refogueo al aire libre. Mediante esta última la amalgama es calentada para que el mercurio se evapore y quede el oro. Cuando esto se realiza sin usar un mecanismo que atrape el mercurio, como la retorta, se libera una gran cantidad de vapores al ambiente que son inhalados por las personas que se encuentran cerca. Además, esta sustancia puede transportarse a largas distancias, generando así un ciclo de contaminación que se extiende incluso a comunidades aledañas.
Nuevas tecnologías libres de mercurio
La exposición al mercurio puede reducirse y evitarse con tecnologías alternativas libres de mercurio, sencillas y eficaces. Con la finalidad de acercar estas tecnologías a las comunidades mineras, las iniciativas planetGOLD Perú y GIRH-TDPS han realizado unas pruebas de equipos y tecnologías en el distrito de Ananea. Ambos proyectos son financiados por el Fondo Mundial del Medio Ambiente (GEF), implementados en el Perú por el Ministerio del Ambiente (Minam), en alianza con el Minem y el apoyo técnico del PNUD.
En diciembre del año pasado, se realizaron las pruebas en las cooperativas Mineras San Antonio, Santiago y Limata respectivamente, contando con la asistencia de unas 70 personas entre socios de cooperativas mineras, trabajadores mineros y funcionarios públicos de la región. Los participantes pudieron ver los equipos in situ, probarlos y absolver dudas directamente con los proveedores sobre el funcionamiento, inversión y asistencia técnica.
Se probaron tecnologías gravimétricas como la zaranda vibratoria, mesas gravimétricas y concentradores centrífugos. Estas no requieren mercurio ya que su funcionamiento se basa en la gravedad y la diferencia de peso entre el oro y los otros minerales que lo acompañan durante su separación.
Estas pruebas serán importantes para elegir los equipos y tecnologías más adecuados a las características de cada yacimiento, permitiendo así optimizar su proceso de producción y reduciendo los impactos ambientales que la labor minera pueda generar en la región. Del mismo modo, servirán para las plantas piloto que tanto planetGOLD Perú como el GIRH-TDPS tienen proyectadas poner en marcha en Puno.
Hacia una minería responsable
“Se puede demorar la implementación de tecnologías limpias debido a sus costos y a la inversión económica que requiere”, comenta Juana durante las pruebas tecnológicas. “Pero lo mejor es abandonar el uso de mercurio”, enfatiza.
El potencial de las nuevas tecnologías es que permiten una mayor extracción del mineral, pudiendo ser incluso más del 95%. En esa línea, Elvis indica que “algunas empresas mineras ya han implementado poco a poco las tecnologías limpias y en menor cantidad pequeñas mineras artesanales”.
La acogida de las pruebas de tecnologías libres de mercurio es una buena señal del interés del sector por mejorar sus prácticas. Como señala Elvis, este cambio podrá “disminuir el impacto ambiental y mejorar la salud de los trabajadores ”. Un cambio que puede generar transformaciones mayores en el desarrollo socioeconómico de la región.
Texto: Jane Lazarte — planetGOLD Perú (PNUD) / Edición: Sally Jabiel (PNUD)